«Te hacen sentir como en casa»: Un refugio de bienvenida para migrantes en Uruguay
En un mundo donde las fronteras se vuelven cada vez más complejas, iniciativas como la casa “Paz y Bien” ofrecen un faro de esperanza. Este hogar, impulsado por la Iglesia católica, brinda alojamiento transitorio a familias migrantes que llegan a Uruguay, ayudándolas a iniciar una nueva vida.
Un espacio de apoyo en Paso Carrasco Ubicada en el predio de la Parroquia San José Obrero en Paso Carrasco, la casa “Paz y Bien” es el resultado de un proyecto conjunto entre la Conferencia de Religiosos del Uruguay, la Arquidiócesis de Montevideo y la Diócesis de Canelones. Aunque la propuesta comenzó en el balneario Fortín de Santa Rosa en 2020, se inauguró una nueva casa este año para estar más cerca de la capital, lo que facilita el acceso y los trámites para los recién llegados. Por el proyecto en Fortín de Santa Rosa pasaron casi 36 familias.
¿Cómo acceder a este hogar? El acceso a la casa “Paz y Bien” se realiza a través del Servicio Jesuita Migrante. Es un proceso cuidadoso que incluye entrevistas con técnicos sociales y psicólogos, finalizando con una conversación directa con el personal de la casa. Es fundamental firmar un contrato y aceptar las reglas de convivencia del hogar.
Un aspecto crucial que el diácono Jorge Vargha destacó es que no es necesario ser cristiano o católico para ser parte de este espacio. “Lo más importante es aceptar las reglas de la convivencia. A nadie se le exige rezar ni que vaya a misa”, explicó.
La estadía en la casa es transitoria, con un límite de tres a cuatro meses a lo sumo. El objetivo es que, durante este tiempo, los migrantes puedan tramitar sus documentos, conseguir empleo y buscar su propia vivienda, para así “empezar su vida normal”.
Instalaciones y acompañamiento La casa cuenta con cinco habitaciones, así como espacios comunes como cocina, baño, comedor y un patio, diseñados para facilitar la convivencia. Una misionera franciscana convive con los residentes, ofreciendo un acompañamiento constante desde los inicios del proyecto en 2020. Para quienes deseen colaborar, la casa recibe todo tipo de donaciones: abrigo, dinero o alimentos.
La historia de Elizabeth, Junior y Elías: Un testimonio de bienvenida La primera familia en ser recibida en este nuevo espacio es la de Elizabeth, Junior y su hijo Elías, de origen cubano. Llegaron a Uruguay en abril tras una larga travesía, ingresando desde la frontera con Brasil. Se enteraron de este hogar gracias a una monja argentina que conocieron en Cuba.
Elizabeth y Junior, ambos docentes (ella de música y él de artes plásticas), compartieron su experiencia. Contaron que son católicos y que profesaban su fe abiertamente en Cuba, lo que junto a los problemas económicos, los llevó a buscar un nuevo camino. Junior, quien ahora trabaja como guardia de seguridad, expresó: “Nos sentimos como en casa, te hacen sentir como si estuvieras en casa”.
Aunque se están adaptando al clima diferente y a los trámites digitales de Uruguay, que Elizabeth ve como positivos aunque distintos a lo que están acostumbrados, la familia destaca el buen trato recibido.
Ahora, la casa “Paz y Bien” y las familias que ya están allí esperan la llegada de más migrantes, listos para ofrecer un cálido recibimiento a quienes buscan un nuevo comienzo en Uruguay