La Elección del Amor: Cómo Gaby Encontró su Familia a los 15 Años y la Campaña ‘Adopciones +12’
El Anhelo de No Sentirse Solo.
La frase «Lo peor que le puede pasar al ser humano es sentirse solo» resuena profundamente en la historia de Gabriela. Durante gran parte de su adolescencia, Gaby creyó que su destino estaba sellado: jamás tendría una familia propia. Había escuchado con demasiada frecuencia que «nadie quiere adoptar chicos grandes», lo que la llevó a pensar que no debía hacerse ilusiones, porque «nadie me iba a elegir». Sin embargo, a los 15 años, su vida dio un giro radical cuando el matrimonio de Melisa Maldonado y Nicolás Dalmasso, de Córdoba Capital, decidió abrirle las puertas de su casa y su corazón. Hoy, con 17 años, Gaby vive una nueva vida y es una voz clave en la campaña «Adopciones +12», una iniciativa crucial para jóvenes como ella.
Una Infancia Marcada por la Incertidumbre.
La historia de Gaby no fue sencilla. A los 13 años, fue separada de su familia biológica y llevada, junto a sus cuatro hermanos, a la Fundación Sierra Dorada en Cruz del Eje, Córdoba. Lo que se les prometió como una estadía de tres meses se extendió a dos años. Gaby transitó por una familia de acogida provisoria, sin certezas sobre su futuro, mientras algunos de sus hermanos pasaban por distintos hogares o estaban en guarda con familias. La sensación de no ser elegida se arraigaba en su corazón.
El Camino Inesperado hacia la Familia Dalmasso-Maldonado.
El primer paso hacia la integración de Gaby en su nueva familia fue a través de su hermana biológica, Isabella, quien tenía nueve años y fue adoptada inicialmente por Melisa y Nicolás. El vínculo con Gaby surgió de manera casi inesperada. Después de la pandemia, un encuentro organizado por el hogar permitió que los cinco hermanos pasaran un fin de semana en casa de los Dalmasso-Maldonado. Nicolás recordó para Infobae: «Ese día conocimos a Gabi y nos impactó cómo era ella».
A partir de ese momento, la invitaron cada quince días, iniciando un proceso de adaptación. Nicolás compartió el sentimiento de la pareja: «Sentimos, literalmente, que Dios nos había desafiado. Entendimos que también podíamos ayudarla a ella», y que además sería beneficioso para Isabella tener a alguien de su propia sangre en la familia.
Aprender a Ser Hija: Un Abrazo que Cambia Todo.
El proceso de adaptación no fue instantáneo. Melisa y Nicolás sabían que la historia de vida de Gaby requería tiempo y mucha paciencia. Comenzaron con fines de semana, luego más tiempo en casa, construyendo confianza en cada encuentro. Una de las conversaciones más importantes fue explicarle a Gaby que la querían «en calidad de hija, no de mamá», ya que la vida la había puesto en el rol de madre de sus hermanos. Esta certeza fue clave para que Gaby pudiera «aflojar la coraza que había construido y aceptar que todavía tenía la posibilidad de formar parte de una familia», recuperando la esperanza.
La primera noche de Gaby en su nuevo hogar quedó grabada en su memoria, especialmente el momento en que su papá adoptivo la abrazó. «Fue la primera vez que sentí un abrazo paterno. Fue como… ¡Guau! Esto es lo que es tener un papá. Me gustó eso», relató. Mirar películas juntos se convirtió en su «lenguaje de amor». Con el tiempo, Gaby aprendió «a no ser mamá, a poder disfrutar de ser hija».
Un Vínculo Familiar Construido con Amor y Compromiso.
La llegada de Gaby y de Isabella también implicó un cambio para las hijas biológicas de la pareja, Catalina y Nina (hoy de 12 y 8 años). Melisa y Nicolás les permitieron ser parte de la decisión: «Si ustedes no quieren, lo dicen». La familia en pleno abrazó la decisión, y hoy, las hermanas han construido «un vínculo hermoso, con peleas y roces como en cualquier familia, pero con una decisión fuerte de estar juntas». Este pacto de unidad y el firme «sí» de los padres ha sido el pilar de su solidez.
Gaby ha florecido en este ambiente. Es muy talentosa, toca piano, guitarra, ukelele y ha tomado clases de canto, ahora explorando la producción musical. Además, ha desarrollado una gran empatía, que atribuye a su nueva familia: «Ellos me enseñaron a valorar, a ponerme en el lugar del otro. Y también se han vuelto mi ejemplo a seguir».
La vida familiar no está exenta de desafíos, pero el compromiso de seguir adelante juntos es la clave. Es importante destacar que sus padres adoptivos siempre alentaron a Gaby a mantener contacto con sus hermanos biológicos. Hoy, ella se comunica con ellos por WhatsApp y los visita con frecuencia, y para su alivio, todos sus hermanos también han encontrado familias.
«Adopciones +12»: Un Llamado a la Conciencia.
Hoy, Gaby es una de las protagonistas de la campaña «Adopciones +12», impulsada por el Poder Judicial de Córdoba. Esta iniciativa busca visibilizar las necesidades que atraviesan los jóvenes que aún viven en hogares o casas de acogida. Actualmente, hay 34 chicos en esta situación, y once de ellos pueden ser adoptados por familias de cualquier lugar del país. Como enfatiza Gaby en un video institucional, estos jóvenes «fueron muy lastimados y que no conocen el amor de una familia y tampoco saben cómo relacionarse con los demás. Por eso te necesitan». «Ellos necesitan que los escuchen y que los elijan porque desde que fueron abandonados, nadie los eligió».
Conclusión: La Esperanza de Ser Elegido.
La historia de Gaby es un mensaje poderoso y esperanzador para otras familias que dudan en abrirse a la adopción de adolescentes. A dos años de sus primeras experiencias movilizantes, Gaby tiene una vida completamente diferente. Su testimonio es un recordatorio de que «no hay que perder las esperanzas». Su conclusión es un eco de su transformación: «No estoy sola. Tengo una familia que me eligió y yo los elijo a ellos todos los días». Su vida demuestra que el amor, la paciencia y la decisión de una familia pueden sanar heridas profundas y abrir un futuro lleno de posibilidades, incluso para quienes creían que nunca serían elegidos.