INAU: Una Apuesta Crucial por la Primera Infancia y las Familias de Acogida en Uruguay
El Costo de la Institucionalización en la Primera Infancia: Los primeros años de vida, conocidos como la «primera infancia», son fundamentales para el desarrollo humano. Durante este período, el cerebro del bebé desarrolla entre 700 y 1.000 conexiones por segundo, un momento clave para su desarrollo futuro. Sin embargo, la realidad actual es preocupante: alrededor de 280 niños menores de tres años se encuentran hoy en hogares del INAU, una cifra que fluctúa constantemente. Según el vicepresidente del INAU, Mauricio Fuentes, esta situación «les está destruyendo el apego y parte clave de su desarrollo».
Es prácticamente imposible que un niño reciba el afecto, la contención y la estimulación necesarios en la «frialdad de un residencial con pocos educadores para 20 niños que vienen de contextos terribles». La institucionalización, independientemente de la edad del niño o adolescente, debe ser el último recurso y por el menor tiempo posible.
Un Sistema Sobrecargado y «Infancias Rotas»: La necesidad de este cambio es más evidente en un contexto donde el sistema de protección a la infancia está cada vez más saturado. Si en 2020 el Poder Judicial enviaba 20.000 oficios al INAU, en 2024 esa cifra escaló a 70.000. Además, el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) atendió en 2024 unas 8.924 situaciones de violencia contra niños y adolescentes, el doble que en 2020. Como señala la presidente del organismo, Claudia Romero, «Al INAU llegan las vidas rotas» y la institución sola no puede con esta carga.
Casos como el de Oriana, una bebé que, por falta de opciones familiares, hubiese terminado en un hogar del INAU a pesar de sus patologías, ilustran la complejidad de la situación. La adopción, si bien es una opción, es difícil para niños con condiciones de salud, ya que de más de 500 niños y adolescentes elegibles para ser adoptados, solo 27 son compatibles con los requisitos de los padres adoptantes, quienes generalmente buscan bebés sin patologías. Para muchos niños, lo que debería ser una estadía breve en el INAU se convierte en casi toda su infancia y adolescencia.
La Solución: Familias con Múltiples Adjetivos: Ante este panorama, las autoridades buscan fortalecer la idea de familias de acogida, familia extensa y amiga como alternativas fundamentales a la institucionalización. Estas modalidades permiten que el bebé viva con una familia que le brinde protección, amor y ayuda, recibiendo a cambio la cooperación del Estado.
Existen diferentes opciones:
• Familia extensa (acogida): Cuando un familiar sanguíneo puede hacerse cargo y cumple las condiciones adecuadas.
• Familia amiga: Se busca a alguien cercano al niño, como un vecino.
• Familia de acogida: Familias que se ofrecen voluntariamente para criar a estos bebés por al menos dos años, sin tener un vínculo previo. Mauricio Fuentes explica que «A veces son adultos que ya tiene hijos grandes y pueden dar esa mano, ese amor», asumiendo «un cúmulo de derechos y obligaciones».
El INAU cree firmemente que se puede conseguir una familia para un porcentaje significativo de los aproximadamente 2.700 niños y adolescentes de todas las edades que viven en hogares de la institución. Para ello, el artículo 463 del proyecto de ley de Presupuesto asigna al INAU unos 29,8 millones de dólares en cuatro años, tomando como referencia el valor de las unidades reajustables de enero de 2025. Este dinero no solo se destinará a eliminar la institucionalización de los menores de tres años, sino también a reducir la cantidad de menores de cualquier edad en hogares de protección.
Desafíos y Garantías: Esta apuesta no está exenta de desafíos. El INAU, descrito por sus propias autoridades como una institución «quebrada» debido a su déficit financiero y su incapacidad para proteger a quienes debe, enfrenta la necesidad de garantizar una fiscalización y acompañamiento adecuados de estas nuevas familias. Es crucial asegurar el debido cuidado y evitar que la práctica se convierta en un negocio.
Fuentes enfatiza que el objetivo no es la abolición total de la institucionalización, ya que hay casos extremos que requieren protección muy específica. Sin embargo, se deben evitar situaciones como la de Melo, donde una familia cuidaba a 13 niños, lo que «termina siendo un hogar de facto y encima sin educadores ni nada». Los recursos solicitados por INAU no solo se destinarán al pago de las familias, sino también al funcionamiento de la inspección, el acompañamiento y, crucialmente, a que «los equipos puedan detectar cuando antes, y si es mientras se está todavía en el embarazo mejor, cuál es la mejor opción familiar para esos niños».
Conclusión: La iniciativa del INAU representa un cambio de paradigma fundamental para la protección de la infancia en Uruguay, una meta compartida por la administración actual y la anterior. Al priorizar el apego, el desarrollo temprano y el calor del hogar sobre la institucionalización, se busca ofrecer a los niños y adolescentes un futuro más digno y lleno de oportunidades. Es una inversión no solo económica, sino social, en el bienestar de las generaciones futuras.