El Castillo Morató: Un Tesoro Histórico en el Corazón de Paysandú
Un Viaje Inesperado a la Arquitectura Europea en Uruguay.
Cuando la mente se aventura a soñar con castillos, es común que se dirija hacia paisajes lejanos como Francia o Escocia. Sin embargo, Uruguay alberga su propia joya arquitectónica que desafía estas expectativas: el Castillo Morató. Ubicado a poco más de 350 kilómetros de Montevideo, en el departamento de Paysandú, esta edificación es un testimonio vivo de la historia y el ingenio de principios del siglo XX.
Un Legado de Tierras Antiguas y Visiones Audaces.
El Castillo Morató se asienta en las inmediaciones de la Estancia Buen Retiro, una vasta superficie de 3.175 hectáreas con profundas raíces históricas. Sus orígenes se remontan a las antiguas tierras jesuíticas del siglo XVII y, a lo largo de su trayectoria, llegó a pertenecer al primer presidente del país, Fructuoso Rivera.
Fue a finales del siglo XIX, específicamente en 1889, cuando el comerciante Francisco León Barreto adquirió estas tierras. Impulsado por una visión, Barreto dio inicio a la construcción del castillo entre 1902 y 1904. Alfredo Morató, bisnieto del fundador, ha revelado que existen títulos históricos que datan el inicio de los trabajos en 1796, mostrando la rica historia de la «banda oriental» encapsulada en estos documentos.
Arquitectura y Detalles que Cuentan Historias.
El diseño del Castillo Morató es una fascinante fusión de estilos. Se cataloga principalmente como de estilo renacentista tardío, caracterizado por sus fachadas simétricas, la presencia de torres y una ornamentación clásica. No obstante, el diseño también incorpora elementos que evocan la imponencia de los castillos medievales, al mismo tiempo que integra detalles y espacios que reflejan la historia local y las actividades agropecuarias de la región.
Entre sus particularidades más destacadas se encuentran:
• Torres prominentes, patios internos y la mención de galerías subterráneas. Estas últimas, según fuentes históricas, permitían a los propietarios ingresar o retirarse del castillo sin ser vistos.
• Dos patios interiores inspirados en la Toscana, que añaden un toque de elegancia y serenidad.
• Aljibes originales y mobiliario de época, transportando a los visitantes directamente al pasado.
• Una de las características más sorprendentes para su tiempo fueron las notables modernidades con las que contaba desde sus inicios: agua corriente, un depósito subterráneo y luz eléctrica. Esto evidencia una visión avanzada y un compromiso con el confort y la tecnología de la época.
Un Legado Familiar que Perdura.
ras el fallecimiento de Francisco León Barreto en 1910, su esposa, hija y yerno continuaron su legado, fundando en el lugar Barreto & Morató, un establecimiento dedicado a la producción a gran escala de ganado, leche y lanares.
Hasta el día de hoy, el Castillo Morató sigue siendo propiedad de la familia Morató, ya en su cuarta generación. Este fuerte vínculo familiar ha permitido que la edificación se conserve y mantenga su esencia a lo largo del tiempo. En 2022, la importancia histórica del lugar fue reconocida oficialmente al ser declarado Monumento Histórico Nacional.
Visita y Experiencia.
El Castillo Morató no es solo un monumento; es un lugar vivo que ofrece un verdadero viaje en el tiempo. La propiedad puede ser visitada mediante visitas guiadas con agenda previa, brindando a los visitantes la oportunidad de explorar sus secretos, empaparse de su historia y apreciar su belleza arquitectónica. Es una invitación a descubrir una parte fascinante del patrimonio uruguayo, lejos de los circuitos turísticos tradicionales.