«El Azúcar Amargo de la Intimidad: ¿Por qué Uruguay Ve Menos Preservativos y Más Sífilis?»
Una Conversación Incómoda pero Necesaria
«Escuchame, ¿tenés forros?». Esta simple pregunta, o la falta de ella, se ha vuelto un reflejo de una tendencia preocupante en la intimidad de las parejas sexuales casuales en Uruguay y el mundo. En el marco del Día Mundial de la Salud Sexual, es imperativo abordar un tema que está teniendo un impacto directo en la salud pública: la disminución del uso del preservativo y el alarmante aumento de los casos de sífilis.
La Alarma de las Cifras: Menos Protección, Más Enfermedad.
Los datos son contundentes y no dan lugar a dudas. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en 2022 a adolescentes de 15 años en 42 países, solo el 61% de los varones y el 57% de las chicas afirmaron usar preservativo. Un preocupante tercio de los jóvenes sexualmente activos no utilizaba ningún método anticonceptivo, lo que llevó a la OMS a declarar una «tendencia a nivel global» y emitir una alerta.
En Uruguay, esta tendencia se ha traducido en un drástico aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Los casos de sífilis, una ITS silenciosa que se contagia con facilidad, se duplicaron en los últimos cinco años, pasando de 3.566 en 2020 a 7.035 en 2024. La ginecóloga Josefina Tarigo, profesora adjunta de la Facultad de Medicina, es clara: se ha observado una «disminución del uso del preservativo» debido a una «falsa sensación de seguridad» ligada a la anticoncepción de emergencia y hormonal. El foco del miedo se ha trasladado al embarazo, dejando de lado la prevención de las ITS, especialmente entre los jóvenes de 18 a 29 años.
Detrás del No Uso: Mitos, Presiones y Desconocimiento
¿Por qué, en una era de acceso a la información, se observa este retroceso en las prácticas de autocuidado?
1. La Sensibilidad y el «Corte del Momento»: Uno de los argumentos más recurrentes entre los varones es la supuesta falta de sensibilidad al usar preservativo. Un joven entrevistado para el informe señaló: «es mucho mejor sentir piel a piel en lugar de sentir un coso de látex». El temor a perder la erección al momento de colocar el condón, especialmente en encuentros casuales sin confianza, también es un factor importante.
2. Presión y Cesión: La ginecóloga Josefina Tarigo confirma que es un «tema recurrente que las mujeres se sientan presionadas para no usar preservativo». Los varones argumentan que les interrumpe el momento o que no sienten igual, y «para no generar conflicto algunas ceden ante esta imposición, incluso en parejas que no son exclusivas». La serie «El fin del amor» ilustra perfectamente esta dinámica, mostrando a una mujer feminista que, a pesar de la objeción del hombre, se queda en un encuentro casual sin protección. La mujer, en estas circunstancias, a menudo «no se para firme» por diversas razones, incluso arriesgándose a consecuencias como el coito interrumpido o la exposición a ITS sin siquiera considerarlo.
3. «Impráctico» e Ignorancia: El uso del preservativo también es percibido como «impráctico». Juan, el joven entrevistado, menciona el olvido, el «embolismo» de ir a comprar o las interrupciones durante el acto, como el cambio de preservativo para el sexo oral. La sexóloga Vivian Dufau destaca un factor determinante: el método de barrera se usa a menudo «solo como método anticonceptivo, y no en prácticas sexuales que no sean coitales» como el sexo oral. Los jóvenes, dice Dufau, «no tienen idea, no entienden que se contagian por un sexo oral».
4. Falsa Invulnerabilidad y Prejuicios: Existe una peligrosa «conciencia mórbida» en los jóvenes, un pensamiento de «no me va a pasar nada». La percepción es que las ITS ya no dan tanto miedo como el VIH, y que la sífilis se soluciona con un antibiótico. Esta sensación de invulnerabilidad se refuerza al no conocer casos cercanos de complicaciones. Además, los prejuicios juegan un papel: «Las minas que nos levantamos, medio que las conocemos, son de la vuelta… las ves medio prolijas y decís: esta no tiene nada». Este pensamiento es una mezcla de prejuicio, preconcepto e «ignorancia».
La Urgencia de la Educación Sexual Integral
Los expertos uruguayos coinciden en que el aumento de casos de sífilis es una clara evidencia de la falta de educación sexual integral en el país. La sexóloga Vivian Dufau advierte que la educación sexual actual es «casi nula», y los jóvenes aprenden viendo pornografía, la cual «enseña todas las conductas que están mal». Un 71% de los jóvenes entre 15 y 24 años buscan información sexual en internet, lo que subraya la ausencia de vías formales e institucionalizadas.
Es fundamental cambiar el paradigma de la educación sexual. No debe ser punitiva, ni centrarse solo en las infecciones o embarazos no deseados. Dufau propone erotizar la colocación del preservativo, haciéndola parte del juego, de la preparación para disfrutar plenamente, comparándolo con la preparación de un deportista antes de un partido. «Si vos a una persona le enseñás cualquier práctica nueva desde ‘va a estar buenísimo, intentá, vas a ver que lo pasás bomba’, se aprende lindo y más fácil». Además, es crucial educar sobre los diferentes tipos de preservativos, incluidos los vaginales o internos, que ofrecen una alternativa y pueden colocarse antes del acto sexual, evitando los «paros sensitivos».
Finalmente, Josefina Tarigo subraya la necesidad de campañas «agresivas y dirigidas a este público en particular». Estas campañas deben hablar el lenguaje de los jóvenes, estar presentes en redes sociales y abordar el tema «sin moralismos», logrando una respuesta nacional coordinada.
Conclusión: Un Llamado a la Acción y la Responsabilidad Afectiva.
El aumento de la sífilis y la disminución del uso del preservativo en Uruguay no son meras estadísticas; son un reflejo de una brecha crítica en la educación y la conciencia sobre la salud sexual. Implican una falla en la prevención básica y una ausencia de responsabilidad afectiva en prácticas sexuales fuera de las parejas estables.
Es imperativo que, como sociedad, volvamos a darle la importancia debida al preservativo como herramienta fundamental de protección. No solo se trata de evitar embarazos, sino de cuidar nuestra salud y la de nuestros compañeros sexuales, entendiendo que la salud sexual es un «estado de bienestar físico, emocional, mental y social» que implica experiencias seguras y placenteras, libres de coerción, discriminación y violencia. Solo a través de una educación sexual integral, campañas efectivas y un diálogo abierto podremos revertir esta preocupante tendencia y construir una sociedad sexualmente más responsable y saludable.
Fuente: Búsqueda